Qué es Defenred
Quiénes somos
Defenred es una organización que nace con el firme propósito de que los defensores y defensoras de derechos humanos puedan desarrollar su labor, y apoyarles de una forma directa en la importante tarea que realizan de construir un mundo más justo. Nuestro objetivo es apoyar su trabajo para el desarrollo justo e igualitario de su entorno.
Si apoyamos a los defensores y defensoras, lo estaremos haciendo a todas las personas y comunidades que se benefician de su trabajo por los derechos humanos. Y estaremos mejorando la situación de derechos humanos de todas ellas.
A diario, la violencia y el hostigamiento que sufren estas personas afecta gravemente a su salud y bienestar. Por ese motivo estamos convencidos de que es necesario para ellos encontrar espacios y tiempos para parar, descansar y recuperarse a nivel físico y emocional. Nuestro proyecto quiere responder a esta necesidad ofreciendo un espacio de respiro y descanso donde los defensores y defensoras puedan realizar un proceso de recuperación y autocuidado, apoyado por un equipo de profesionales expertos en temas de salud (física y emocional)
El proyecto Casa de Respiro de DEFENRED ofrece al colectivo de defensores/as de derechos humanos la posibilidad de viajar a España durante varias semanas, con el objetivo fundamental de ofrecer un periodo de descanso y respiro que les sirva para su recuperación física y psicológica.
El proyecto parte de la base de que “Si las personas activistas de Derechos Humanos se toman un tiempo de respiro en el que prestar atención a su cuidado personal de manera integral, haciendo consciente cuál es su situación y cómo está influyendo en su vida su trabajo diario en la lucha por los DDHH, aumenta la posibilidad de producir modificaciones en su entorno que posibilite la mejora del bienestar, permitiendo la continuidad de su labor como defensores, de manera más saludable”
«No hablamos de autocuidado, lo practicamos»
¿Qué nos motiva?
La protección y promoción de los derechos humanos (políticos, civiles, económicos, sociales y culturales) es la base de la libertad, la justicia y la paz. Las personas que trabajan diariamente para que estos derechos se hagan realidad son piezas clave en aquellos países con políticas más represivas, o en los países embarcados en reformas profundas o que atraviesan períodos de transición. Incluso son imprescindibles en sociedades democráticas, donde suelen ser el principal apoyo de las minorías. Ellas son las personas defensoras de derechos humanos.
Pero defender los derechos humanos puede convertirse en una amenaza. Muchas sufren un acoso constante, desde amenazas veladas, a hostigamiento e incluso agresiones físicas, a ellas o a sus familiares. El motivo es claro: con su labor ponen en cuestionamiento el poder de aquellos que sustentan su posición privilegiada a través del abuso y las violaciones de los derechos de los demás.
Frente a estas amenazas las propias personas defensoras generan sus estrategias de protección en su vida diaria, con el objetivo de minimizar el riesgo. Y muchas organizaciones internacionales están abordando formas diversas de apoyar a los defensores y defensoras de derechos humanos para manejar de forma adecuada este riesgo en su día a día, en su trabajo o en sus comunicaciones digitales.
Las amenazas no suelen rebajar la enorme implicación por la justicia que muestran los defensores y defensoras, que les lleva también a mantener un altísimo ritmo de trabajo, con apenas descanso. A esto hay que añadir que en muchas ocasiones los defensores/as y sus organizaciones se encuentran en una situación económica precaria, sin apenas recursos que permitan desarrollar con las suficientes garantías los proyectos que pretenden abordar. Como consecuencia, la falta de tiempo y/o de recursos impide en muchos casos la formación continua, la realización de estudios y capacitaciones, que les permita reflexionar sobre su labor y adquirir nuevos conocimientos para una mejora continua de su trabajo.
La unión de todos estos factores (la amenaza y agresión hacia su persona y sus familiares; un alto nivel de implicación y activismo que les mantiene en la lucha por los derechos humanos a pesar del peligro; y la precariedad económica en que desarrollan su labor) suele conllevar un alto coste para su salud mental y física.
Es necesario apoyar el trabajo de estas personas. Las personas defensoras de derechos humanos son piezas clave para el desarrollo de su entorno de una manera justa e igualitaria. Suelen tener un profundo conocimiento de sus realidades. Y por la influencia en sus comunidades, son los que pueden generar mecanismos de cambio y alternativas para mejorar la situación de derechos humanos.
El objetivo de nuestro grupo es reforzar su labor, atendiendo a algunas de las necesidades señaladas. Si apoyamos a los defensores y defensoras, lo estaremos haciendo a todas las personas y comunidades que se benefician de su trabajo por los derechos humanos. Y estaremos mejorando la situación de derechos humanos de todas ellas.